
Álamo blanco
Los humanos se dieron cuenta de que yo era un árbol y me dieron una casa más grande. Al principio crecí mucho y estaba contento.
Pero en mi tercer verano, me atacaron unos bichos blancos muy pequeños que casi me matan.
Eran muchos y se comían todo mi alimento.
El cuarto verano los bichos volvieron pero de repente aparecieron unos insectos muy buenos, las mariquitas, que colocaron sus huevos en mis hojas y de ellos nacieron larvas.
Las larvas de mariquita se comen grandes cantidades de bichos malos y gracias a ellas tengo una oportunidad. Sin insecticidas, que lo matan todo. Ahora podré seguir creciendo hasta tocar el cielo. Por cierto, ¿sabes que los dientes de león, las caléndulas, los geranios, la menta, la morera, el ajo, el perejil y el eneldo atraen a las mariquitas?