Elmo

Había una vez un niño al que le gustaban mucho los animales. Tenía tantos en casa, que sus padres le dijeron que no podía tener más. Pero el niño quería un hámster así que un día se fue con sus ahorrillos a la tienda de animales y compró dos hámsters.

Al principio nadie en casa se enteró porque los guardó en una caja de zapatos debajo de su cama. Y como los hámsters duermen de día, sólo hacían ruido por la noche. Pero un día nacieron dos hámsters pequeñitos y la madre del niño los oyó y se llevó una gran sorpresa cuando miró debajo de la cama. Los padres del niño le dijeron que no podía quedarse con los cuatro y que dos tendrían que irse a otra casa. Y así fue como Elmo, el hámster más pequeñito y bueno del mundo, llegó a la casa de los osos. A Elmo le gustaba la compañía de los humanos, los buscaba y a veces se dormía en su mano. También le gustaba correr por la casa, hacerse su camita de algodón y los palitos de cereales con frutas y miel. Es increíble cómo un animalito tan pequeñito pudo dar tanta compañía y alegría a los humanos de la casa de los osos. Estamos tan agradecidos y felices de haber compartido nuestra vida con Elmo, ¡fue un gran regalo!